Cada año la lectura estética de lo convencional gira y gira hacia maneras más propias del vestir, no es que los protocolos de la fórmula del clásico look de oficina se vayan olvidado, es que todo se va transformando en su justa medida.
Fotografía inspiración Pinterest
Cada año la lectura estética de lo convencional gira y gira hacia maneras más propias del vestir, no es que los protocolos de la fórmula del clásico look de oficina se vayan olvidado, es que todo se va transformando en su justa medida.
Geométrico y estructural, es lo que se nos viene a la mente cuando hablamos del “Outfit de oficina femenino”. El aspecto de mujeres empoderadas en cargos gerenciales muy masculinos que habitan en transparentes cubículos perfectamente matemáticos sentadas en longitudinales mesas en salas de reuniones en medio de icónicos edificios mimetizados por el reflejo de la luz de la mañana. Una escena del cine, un extracto de un libro, una imagen en el inconsciente colectivo construido en sociedad. Y es que la historia, nuestra historia del vestir para trabajar ha vivido una carga emocional y energética sustancial, que comienza con las Working Girls entre el 1910 y 1920 con la salida de las mujeres a ponerse ¡manos a la obra! tras ser declarada la primera guerra mundial, ocupando puestos en diferentes fábricas, es decir, los hombre de frente a la guerra, ellas de frente a la industria. Luego nos encontramos con el movimiento Garçonne entre el 1920 y 1940. Ellas nacieron en Francia y su objetivo era encontrar el reconocimiento de los varones. Su estilismo era unisex: trajes, corbatas, blusas, sombreros, chalecos, acentuando sus atuendos con accesorios de la época como bastones y boquillas. Aterrizamos en los años 60´s con el legendario Yves Saint Laurent quién marca la historia del Power Dressing con la creación del traje femenino aportando poder a la estética de la mujer quién en ese momento comenzaba a elevar el movimiento femenino hacia la libertad en sociedad.
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Las ecuaciones de estilismo para ir a trabajar son ilimitadas, pero existen algunas fórmulas que son infalibles que debes tener en cuenta a la hora de llevar un buen look veraniego a la oficina con tus sandalias favoritas.
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Buena estructura y colores sobrios
Las sandalias planas deben tener una buena estructura, de preferencia de cuero en colores pasteles, negros, nude, blancos, azules, grises y en algunos casos doradas y plateados, evitar las que tengan materiales “veraniegos” como caña y lona. Aplicaciones muy llamativas o con exceso de brillos.
Prendas prolijas y de geometría
La calidad en las prendas de trabajo será clave para que el aspecto completo de tu look sea prolijo, será crucial que si vas con sandalias al trabajo las acompañes con un buen pantalón de vestir, una blusa impoluta o un blazer de corte impecable. Si eres de las que ama los jumpers, faldas y vestidos, que estos sean con estructura y no un estilo un tanto relajado ya que podrías romper esa silueta formal que deseas mantener.
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Sandalias + accesorios
Si tu estilo es: más bien masculino y minimal llevas sandalias + maletín si prefieres algo más femeninosandalias + cartera de mano, si tu estilo es más bien casual sandalias + backpack. Alinea tu estilo con un buen par de lentes de sol y accesorios que combinen a la perfección con el total look.
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Cuidado de los pies
Este punto es muy importante, parte de nuestro aspecto y cuidado personal es la salud de nuestros pies que por lo general olvidamos durante el invierno. Es por eso que mantener un buen aspecto será clave para llevar de la mejor forma sandalias a la oficina. Luce una bella manicura sobria y humecta la piel ¡No olvides el protector solar!.
SANDALIAS PLANAS PRETTY BALLERINAS
Cómodas, versátiles, hermosas y ejecutivas disfruta de nuestra colección de sandalias planas para que las lleves a la oficina.